Corresponde al proceso donde se corta y separa el vellón o conjunto total de fibra que cubre a la alpaca. Habitualmente la esquila se realiza entre octubre y noviembre meses más cálidos y de pasto fresco.
Entre los tipos de vellón existe el “manto” que es la fibra obtenida desde el lomo y sus costados; y las “bragas” que se sacan del pecho, las extremidades y la cabeza del camélido. Luego de la esquila se limpian los pelos gruesos del contorno del cuero animal y se clasifica y separa la lana del vellón según edad, zona del cuerpo, largo y finura, y color.
Con la fibra ya seleccionada y categorizada se separan las impurezas como pajas, abono de animal y mechas quemadas por el sol. Luego se carda para dar uniformidad al color y textura de la fibra, obteniendo una cinta suave y pareja. Posteriormente, la artesana hila usando una rueca artesanal vertical (p´ushka, en quechua y qapu, en aimara). Este proceso consiste en enroscar en una mano la fibra ya peinada y con la otra sujetar la rueca, haciéndola girar hacia el lado derecho para convertir -producto de la tensión- la fibra en un hilo.
Se juntan generalmente dos hilos del mismo color y se tuercen con una rueca de madera más grande y pesada que la usada para hilar, puede hacerse a dos o cuatro cabos, tanto hacia la derecha como a la izquierda dependiendo de la finalidad de la prenda a tejer.
El hilado torcido se ordena en forma de madeja para su posterior lavado. Es importante que la madeja esté bien hecha para no tener dificultades al hacer el ovillo. Para este proceso se utiliza la enmadejadora.
En el proceso de lavado se elimina las impurezas, grasa y suciedad de la fibra. Los pasos son: